Como creyentes, debemos ser prudentes y humildes. La prudencia nos ayudará a actuar apropiadamente, mientras que la humildad no recordará de que todos podemos caer. En cambio, la necedad nos hará actuar sin cordura, y el orgullo nos cegará haciéndonos creer que somos invencibles ante las tentaciones.
Archivo de etiqueta: Tentación
Considere la opción de vivir soltero
La persona casada requiere tiempo para su pareja y familia, designa parte de lo que tiene para atender las necesidades de la familia, y por tanto su posibilidad de servir en cuanto a ello se reduce. El soltero en cambio, puede servir a Dios con mayor libertad.
Duras lecciones de vida
Muchas de estas lecciones de vida, aunque negativas y dolorosas, tienen el propósito de ayudarnos a crecer en prudencia y piedad; preparándonos para algo diferente, pero mejor.
Ante la adversidad, orar
Jesús estaba enfrentando una prueba muy difícil y le pidió a Dios que le ayudara a cumplir con Su voluntad; pero cuando la persecución vino en contra de los discípulos, ellos huyeron y uno le negó.
Actuando con responsabilidad (Parte “II”)
Para lograr una vida santa debemos tomar decisiones radicales. El coquetear con aquellas puertas al pecado debilita nuestro caminar con el Señor, ya que nuestra “carne es débil” (Mt. 26:41). Antes, deberíamos huir de ello (1 Ti. 6:11; 2 Ti. 2:22).
Actuando con responsabilidad (Parte “I”)
Cuando Jesucristo se refiere a “uno de estos pequeñitos que creen en mí”, está hablando de nuevos creyentes, personas que recién están conociendo de Él, y que pueden ser provocados a pecar por el mal comportamiento de creyentes maduros o que ya tienen tiempo de haber nacido de nuevo, y que por su mala conducta hacen que pequen esos “pequeñitos”.
Preparados para servir
La preparación de Jesucristo en el desierto sería necesaria para desarrollar su ministerio. (Marcos 1:12-13)
Una posibilidad universal
Las posibilidades son altas cuando se trata de ser tentados. Entendiendo que el ser tentado y el pecar son dos conceptos distintos, un creyente humilde puede mirar su propia vulnerabilidad y actuar empáticamente ante alguien que haya pecado.