La invitación de Cristo es para que traigamos nuestra tarea de enfrentar al pecado y nos pongamos a manera de “yugo” con Él para que podamos trabajar juntos.
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¿Realmente será salvo?
La doctrina de la seguridad de la salvación siempre ha traído gran polémica dentro de la Iglesia. Pero si miramos al consejo completo de toda la Biblia podemos mirar que la redención nunca la obtiene el hombre, antes es un regalo de Dios dado por gracia, y si el hombre no la obtiene, entonces no tiene poder para perderla, pues la justificación no es dada por el cumplimiento de los mandatos de Dios, sino por la fe en Jesucristo (Ro. 3:20-28; Gá. 2:16-21).
Actuando con responsabilidad (Parte “II”)
Para lograr una vida santa debemos tomar decisiones radicales. El coquetear con aquellas puertas al pecado debilita nuestro caminar con el Señor, ya que nuestra “carne es débil” (Mt. 26:41). Antes, deberíamos huir de ello (1 Ti. 6:11; 2 Ti. 2:22).
El tormento de los demonios
El destino final de satanás y los demonios es el infierno (Mt. 25:41), y ahí pagarán con tormento eterno su pecado. Ellos no gobernarán ese lugar, al contrario, ellos no tendrán control sobre nada, pero si pagaran el castigo su pecado.
Naturalización o ciudadanía “espiritual”
2 Corintios 5:14-18, 21 “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadieSigue leyendo «Naturalización o ciudadanía “espiritual”»
No es para que lo lleve solo
La invitación de Cristo es para que traigamos nuestra tarea de enfrentar al pecado y nos pongamos a manera de “yugo” con Él para que podamos trabajar juntos.
¿Aún se cree menos pecador? («AUN» II)
Al contrario a lo pensamos, Jesús nos recuerda que todos somos igualmente pecadores y que todos merecemos el castigo divino de la muerte y la condenación (perecer) a causa de nuestro pecado, porque esa es “la paga” (Ro 6:23a).
¿Aún desea postergar? («AUN» I)
Todos están siendo invitados a pasar la eternidad en la presencia de Dios, pero muchos postergan aceptarlo ahora, pues piensan aceptarlo “después”.