Lo más difícil en una relación es cuando mis planes o los planes que hicimos en pareja se desmoronan. Creemos que ahora nada tiene sentido y que todo ha llegado a su fin. Es ahí cuando la única solución es confiar en Dios y en lo que él hace.
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Aprende de tu pareja
Cuando estamos en un noviazgo o en una relación con otra persona queremos mostrarle lo mejor de nosotros y ocultamos nuestros puntos débiles o las áreas con las que batallamos, esto nos lleva a ocultar lo malo en mí y a mostrar solo lo bueno a la otra persona.
Confia en la voluntad de Dios
Como jóvenes nos encontramos bombardeados de muchos patrones de que debemos seguir, es decir, nuestra forma de vestir, de hablar, pensar y expresarnos. Cuando vemos lo que la Biblia nos dice acerca de esto, es algo impresionante que nos llama a no dejarnos moldear por el mundo, no debemos seguir los patrones que el mundo impone
Involucra a Dios en tu relación
Desde el primer episodio hablamos de la importancia de pedir a Dios por esa persona especial que Él tiene para ti. Partiendo desde ahí vemos que Dios debe estar presente en tu vida para que Él te guie por el mejor camino y hacia la persona que Dios ya preparó para ti.
Cultiva una buena amistad
Compara el tiempo de la amistad como una planta que debes cuidarla para que crezca bien, así mismo es la amistad, cuando pasas tiempo con esa persona, dejando de lado el romanticismo, vas a cultivar una amistad firme que sostenga la relación.
¿Qué hacer cuando mi esposo/a es no creyente?
El deber del creyente es amar a su pareja, honrarla, orar por ella, y modelar una vida santa (1 P. 3:1-7). Podemos, a pesar de las diferencias espirituales, tener un hogar bueno con la ayuda de Dios, y ahí el creyente debe buscar ser agente transformador. Pero si el no creyente decide por su parte separarse, entonces la posibilidad de esa separación es posible, “pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios”. (1 Co. 7:15)
Considere la opción de vivir soltero
La persona casada requiere tiempo para su pareja y familia, designa parte de lo que tiene para atender las necesidades de la familia, y por tanto su posibilidad de servir en cuanto a ello se reduce. El soltero en cambio, puede servir a Dios con mayor libertad.
El matrimonio y las relaciones sexuales
El acto sexual es un regalo dado por Dios al matrimonio, y como tal, se debe honrar ese don con respeto, amor y entrega del uno al otro.