La persona que aíra fácilmente y que no puede controlarse, no solamente que expresa su necedad, sino que remarca que realmente es necio. La palabra enaltecer (v. 29b) quiere decir exalta o eleva su necedad, o como otra versión de la Biblia nos dice, “ser impaciente es muestra de gran estupidez” (DHH).
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¿Cómo convertirse en gozo de los padres?
Si queremos honrar a nuestros padres y traer alegría a sus vidas aprendamos a ser sabios, prudentes, escuchemos el consejo, y tomemos decisiones sabias, que no solo les alegrará a ellos, sino que nos traerá muchas bendiciones a nuestra vida. El necio solo traerá desconsuelo.
El inicio supremo para alcanzar sabiduría
“Todo el que quiera ser sabio debe empezar por obedecer a Dios. Pero la gente ignorante no quiere ser corregida ni llegar a ser sabia” (TLA). Leyendo esta otra traducción del versículo 7 de este pasaje llegamos a entender mejor lo que el autor de Proverbios quiere decirnos al darnos su máxima más importante: Hay un principio supremo para llegar a ser sabios, y es teniendo “temor a Jehová”.
¿Por qué debemos leer Proverbios?
Existen personas que han influenciado positiva o negativamente a otros en gran manera. Políticos, sociólogos, libertadores, héroes, deportistas, pensadores y otros; personas que han influenciado la manera de vivir de una sociedad o generación.
¿Estamos realmente firmes?
Como creyentes, debemos ser prudentes y humildes. La prudencia nos ayudará a actuar apropiadamente, mientras que la humildad no recordará de que todos podemos caer. En cambio, la necedad nos hará actuar sin cordura, y el orgullo nos cegará haciéndonos creer que somos invencibles ante las tentaciones.
La imprudencia de la provocación
Muchas veces nuestro corazón puede ser muy necio también a causa de la falta de fe, y eso puede afectar nuestra confianza en Dios, que podría afectar nuestra relación con Él. Como nos dice Su Palabra: “… sin fe es imposible agradar a Dios…”. (He. 11:6)
¿Hasta cuándo vamos a seguir así?
No permitamos que nuestra rebeldía nos aleje del sometimiento a la voluntad de Dios, y oremos para que el Señor nos dé entendimiento de Su Palabra. Muchos podemos estar como Pablo, dando “coces contra el aguijón”, cuando no hacemos la voluntad del Señor y en nuestra necedad nos damos contra las consecuencias de nuestras malas decisiones.
Hablando a través de la herida
Nunca hable a través de las heridas, porque puede herir a alguien; hable solo cuando haya sanado, entonces podrá restaurar y sanar a otros.