Mateo 2:1-11
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”

Para muchos Navidad termina el 25 de diciembre, fecha en la que ya todos hemos compartido con nuestros seres queridos, hemos celebrado alrededor de una mesa y ya hemos entregado y recibido los regalos. Lo único que queda en nuestra casa son las decoraciones y uno que otro regalo que todavía no se ha entregado. Pero ya los días de celebración quedaron atrás, y de aquí hasta el año que viene.
Pero si esto es lo que el nacimiento de Cristo representa, entonces estamos perdiendo el verdadero significado, y la visita de los magos al niño Rey nacido en Belén nos puede ayudar un poco.
El relato bíblico nos indica que los magos no habían llegado la misma noche en la que Jesús había nacido. La “estrella” que ellos habían visto lo más seguro se les apareció en los días del nacimiento, pero ellos venían de “oriente”, lo que quiere decir que su viaje duró al menos un par de meses (Mt. 2:2). Muchos creen que ellos llegaron de Babilonia, lugar muy distante para una travesía.
Además, cuando Herodes les pregunta en secreto (Mt. 2:7), se puede concluir que ya habían transcurrido algunos meses desde el nacimiento hasta la visita de los magos en Jerusalén (Mt 2:1). Y el relato del asesinato de los niños en Belén nos señala que eran niños un poco más grandes, porque se ordenó matar a “menores de dos años”, por si alguno de ellos se escapaba (Mt. 2:16). Entonces, los magos llegaron mucho después del mismo nacimiento, y llegaron a una “casa” donde todavía reposaba los padres y el niño (Mt. 2:11). Pero ellos venían adorar al “rey de los judíos, que ha nacido”.
No importa el tiempo, la adoración a Cristo y Su nacimiento no debería estar limitada a ciertas fechas del año, sino que debería darse todos los días.
Celebremos y adoremos por el nacimiento de Cristo todos los días de nuestra vida, al mismo que recordamos y glorificamos a Cristo por Su muerte y resurrección. Recordemos que sin Su nacimiento no se hubiera podido dar Su muerte por nuestros pecados para salvarnos.
Su nacimiento es una razón más para adorarle con nuestras vidas todo el tiempo, no solo en Navidad.
¿Y usted, ya adoró a Jesús hoy por haber nacido para morir por sus pecados?
«Jesús es digno de ser adorado por Su nacimiento tanto como por Su muerte y resurrección, porque vino a la tierra como Hombre a salvar al pecador»
– Ministerio UMCD –
