Salmos 23:1-3
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

- David había sido un pastor de ovejas y había tenido que enfrentar los retos de ese oficio (1 S. 17.34-37; Sal. 8) y por eso, usó esta metáfora para explicar el cuidado y dirección que Dios tiene de todo aquel que sea su hijo y que se someta a su dirección.
- Algo importante de considerar es que el pronombre posesivo: “mi” o “me”, se repite 13 veces a lo largo del Salmo, David habló a partir de su decisión de someter su vida al cuidado del gran Pastor, lo cual le dio la seguridad para afirmar con contundencia estas verdades.
- Cuando David nos hace pensar en Dios como nuestro Pastor, esta verdad requiere de nosotros un sometimiento a su autoridad, a dejarnos guiar por Él, aceptar los caminos por los que Él quiera llevarnos y a confiar en Su cuidado.
- Pero también notemos otro detalle, la experiencia de la que se habla en este salmo incluye movimiento, dinamismo, ritmo, un caminar y una dirección, que nos hace entender que nuestro Pastor nos cuida mientras vamos avanzando por nuestra vida.
Además de esto, David nos habló de aquello que podemos esperar de Dios, sí es que nos sometemos a su dirección, lo primero es que nos provea lo que necesitamos y que nos de lo necesario para vivir.
Pero en este sentido, necesitamos entender que a Dios le gusta la eficiencia (Mt.14.25-30) y la fe (He. 11.6), por eso, sí queremos que Él nos dé más de lo que necesitamos para tenerlo guardado en un banco, es posible que eso no suceda. Él espera que lo que recibamos, lo usemos sabiamente para nuestro provecho y para bendecir a otras personas.
Lo segundo que nos promete es descanso, paz y fortaleza en el camino por el que Él nos guíe.
Nos gustan esas promesas sí se cumplen nuestras condiciones, nuestros planes y nuestros caminos. Pocas veces estamos dispuestos a someter nuestras vidas al plan que Dios tiene para ellas.
El descanso, la paz y la fortaleza están totalmente relacionadas con la guía y dirección que Dios, nuestro Pastor, le dé a nuestras vidas. Una oveja no puede ser pastoreada lejos de su pastor y no puede hallar los beneficios del cuidado siendo rebelde y alejándose de él.
Este pasaje se relaciona mucho con las palabras de nuestro Señor Jesús en Mateo 11:28-29, donde se nos dice que podemos hallar descanso para nuestras almas si tomamos Su yugo y aprendemos de Él que es “manso y humilde”.
Y es que para tener el descanso que Dios promete como nuestro Pastor, necesitamos poner su yugo sobre nosotros, dejar que Él nos guíe y nos conduzca por la vida; por eso necesitamos ser humildes y mansos, creer que no tenemos derecho sobre nosotros, sino que nos debemos a Dios; y aceptar sin renegar los caminos por los que Él nos conduzca, que de hecho son justos, buenos y confiables.
Una buena forma de saber si estamos recorriendo los caminos de Dios o los nuestros es preguntarnos, si para mantenernos en nuestros caminos actuales debemos pecar, si es así, no estamos en los caminos de Dios, porque Él no nos conduciría por caminos de pecado y maldad.
Con base en esto, sometámonos a Dios, a nuestro Pastor, y gocemos de su provisión, de la paz y del descanso que Él nos ofrece.

«Nuestro descanso, paz y fortaleza están definidos por la guía y dirección que Dios le dé a nuestras vidas»
Ministerio UMCD