Tres lecciones para un padre

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Mateo 1.18-19 

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” 

¿Como habríamos reaccionado sí hubiésemos estado en el lugar de José? ¿Cuál habría sido nuestra primera reacción al enterarnos del embarazo de nuestra prometida? 

Creo que mi reacción no habría sido muy piadosa, y que, por el contrario, la ira se habría apoderado de mi corazón; pero ese no fue el caso de José, y para dicha nuestra, su reacción tiene mucho que enseñarnos, Así que… 


¿Cómo respondió? 

Mateo nos dice que lo hizo obedeciendo, porque luego que despertó del sueño en el que el ángel del Señor se le apareció, él hizo lo que Dios le ordenó. Dejó a un lado su temor, sus dudas, su orgullo, recibió a María por mujer y cuando nació el niño lo llamó Jesús. 

Esa obediencia que José mostró en esa primera ocasión también emergería en otros dos momentos más de su vida, en los que la integridad de Jesús estaba en riesgo porque Herodes buscó la forma de matarlo, y un ángel volvió a aparecérsele a José, diciéndole que se fuera a Egipto y permaneciera allí hasta nueva orden (Mt. 2.13-15). Y el tercero fue cuando recibió la instrucción de volver a Israel, para radicarse en Nazareth porque Arquelao, el hijo de Herodes, gobernaba en Judea y ello podía representar algún peligro (Mt. 2.19-23). 

Que interesante la respuesta de José ante las ordenes de Dios, porque en todas ellas, apenas despertó del sueño se dispuso a obedecer, él no se quedó esperando, organizando sus cosas, situaciones familiares, o negocios, no. Él obedeció instantáneamente. 

Algo que como hombres debemos considerar con esta historia es que: Dios se dirigió específicamente a José porque a sus ojos, él era el responsable por el cuidado de su familia. Pero notemos que ese cuidado no significó comodidad, tranquilidad, paz, armonía, seguridad, o estabilidad económica; sino que significó obediencia a Dios. 

Así, nuestra responsabilidad como padres es obedecerlo a Él, aun cuando eso signifique lo que signifique. 

Pero… 

¿Cuál fue la razón por la que José obedeció? 

Pues Mateo nos lo dice refiriéndose acerca de él como un hombre justo, que creía en Dios, que tenía un temor reverente hacia Él y era sensible a su Palabra. 

¿Significa eso que José era de otro mundo? No, él al igual que nosotros luchaba con el orgullo, la rebeldía, con no querer que otros opinen sobre lo que está bien o mal en nuestra vida y nos digan qué hacer. Pero fue por su deseo de agradar a Dios que mostró una nobleza fantástica, al permitir que fuera Él quien manejara su agenda y al renunciar a sus planes por obediencia. 

¿Qué tanto nos cuesta aceptar la voluntad de Dios? ¿Somos de los que prefieren tener el control y luchar con Dios con tal de mantenerlo? 

Pues la verdad es que el plan de Dios siempre es mejor que el nuestro, y gracias a que José se unió con obediencia a lo que Dios estaba haciendo, terminó participando en el plan de salvación del mundo y cuidando al Salvador. 

¿Qué sacamos de esta historia?… 

Tres enseñanzas: 

  1. Vivir agradando a Dios asegura que seamos buenos padres, porque su plan para nosotros siempre es bueno y también lo es para nuestros hijos, por eso debemos vivir y criarlos conforme a su Palabra, porque haciéndolo, viviremos según su plan y haremos que nuestros hijos también lo sigan. 
  1. Vivir conforme a la voluntad de Dios, se trata de seguir sus mandamientos tal como lo hizo José. Ahora, nosotros no necesitamos ángeles que nos hablen como lo hicieron con él, eso fue necesario en ese tiempo porque la revelación de Dios no se había completado, pero ahora, que ya está completa y la tenemos en su Palabra, necesitamos conocerla y obedecer lo que ella nos pide que hagamos. 
  1. Debemos obedecer rápidamente, no podemos dejar para mañana lo que tenemos que hacer hoy, porque cada día que pasa puede hacer que nuestro corazón se endurezca, que no confiemos, que nos dejemos llevar por opiniones contrarias a la palabra de Dios y terminemos desobedeciendo. 

«Nuestra primera responsabilidad como padres es obedecer a Dios»

Ministerio UMCD

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