Reconocimiento concedido

Juan 10.28 Anexo

Juan 10:14-15, 27-28

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. […] Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”

 

En un acto de gran altruismo y apoyo, ante un profundo y lamentable momento que aconteció a un equipo de fútbol brasileño, un club colombiano presentó una carta de petición el 30 de noviembre del 2016 a la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol). En dicha carta solicitaban a la entidad reguladora que se le entregue el título de campeón de la Copa Sudamericana al club brasileño en honor a la tragedia que había embargado al mencionado equipo, y que trajo gran dolor al deporte. Por motivo de tan loable petición, el Consejo de la CONMEBOL decidió conceder el título de Campeón al club brasileño bajo petición del homólogo colombiano. Hechos como estos resaltan un gran espíritu de solidaridad de los hombres, digno de ser imitado.

La Biblia nos habla de un ejemplo mucho más grande de compasión y generosidad. Hablando Jesucristo con quienes lo seguían, les comunica que estaba por dar Su vida por quienes no tenían esperanza y a quienes amaba mucho, Sus ovejas (Jn 10:15). Su sacrificio en la cruz sería el pago que se requería para que el hombre pueda hallar perdón de sus pecados. El pecado apartaba al hombre de Dios, pero en Su Plan, había una manera de otorgarle o de concederle al hombre vida eterna, y para ello Jesús moriría.

Jesucristo expresó una profunda verdad que revela la iniciativa y la fuente de la salvación: “YO les DOY vida eterna” (Jn 10:28 – Mayúsculas añadidas). La palabra “doy” es un verbo activo e indicativo. Esta expresión declara Quién es el Dador y cuál es el don entregado. Jesucristo está expresando que es Él mismo Quien otorga, concede, o da la vida eterna. El verbo también nos enseña que es una decisión unilateral de generosidad, y que el don de la vida eterna no es algo alcanzado por méritos del receptor de tal don, sino que es un acto que implica iniciativa única del Dador.

Juan 10.28 Color

Dios otorga al hombre salvación y vida eterna como un regalo (Ro 3:22-24; 6:23), el ser salvo no es un reconocimiento obtenido por ningún medio que el hombre pudiera hacer (Ef 2:9), es una gracia que Dios la ofrece de forma unilateral a la persona que cree (Ef 2:8).

Para que el hombre pueda ser salvo Cristo otorga Su “título” de Justo al hombre; y Él, Cristo, recibe el “título” de pecador por parte del hombre; a esto se le conoce como “doble imputación” (2 Co 5:21).

 

«Gracias Jesucristo por darme vida eterna, no la merecía, pero Tú me la otorgas»

 

2 Corintios 5:21

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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