Lucas 13:6-9
“Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.”
La “elaeis guineensis”, comúnmente llamada palma africana de aceite es una especie del género Elaeis. Es originaria de la región en el Golfo de Guinea en el África occidental, de donde toma el nombre. Esta planta propia de la región tropical calurosa (selva húmeda tropical cálida) es usada para la extracción del aceite comestible.
Una de las características peculiares de esta palma es su lento crecimiento hasta la producción. Generalmente pasa 12 meses en criaderos o invernaderos antes de su siembra; posteriormente demora 2 años y medio para comenzar a producir el fruto de donde se obtiene el aceite. Por su lento desarrollo se requiere de mucha inversión en los primeros años.
En la parábola de la higuera estéril Jesucristo nos relata la historia de una higuera que por tres años no daba frutos; inquieto por la esterilidad de la higuera, el dueño del viñero le pide a su trabajador que la corte, a lo que su trabajador le pide que le otorgue un poco de tiempo para trabajarla a ver si da fruto, y si no, cortarla.
Muchas personas hay que han escuchado una y otra vez el mensaje de salvación por medio de la fe en Jesús, pero parecería que este mensaje no da fruto en sus corazones. Muchos pasan de largo y sin inmutarse ante la advertencia de que un día habrá un juicio final y que todos deberán compadecer (Ap 20:11-15), no hacen nada por cambiar sus vidas y buscar en Cristo el perdón y la salvación.
Si la higuera pudiera entender lo que se esperaba de ella, de seguro que respondería de alguna manera al trabajo del viñador, dando frutos, y así evitaría ser cortada.
Dios desea que todos podamos responder al llamado que nos hace a la salvación. Lo que menos desea el Señor es que tenga que enviarnos al castigo eterno por falta de respuesta a Su llamado. Dios está en este instante trabajando en su vida para que responda, ¿por qué no responde favorablemente? O ¿Hasta cuándo cree usted que se deberá esperar para que reciba a Cristo? Recordemos, el día vendrá donde ya no habrá más trabajo del “viñador”, entonces, si no ve “frutos”, seremos “cortados” eternamente.
Para ser salvo solamente necesita pedir perdón por sus pecados, creer en la obra redentora de Cristo en la cruz por usted, y recibir por fe el perdón y la salvación; solamente ahí se verán en usted frutos reales y usted podrá pasar eternamente en la presencia de Dios.
«Padre, perdona mis pecados y mi falta de arrepentimiento, confieso mi necesidad de salvación, creo que Cristo murió por mí y lo recibo por fe como mi Salvador»
Hebreos 2:3
“¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron.