Tiene que ser traducida

Romanos 10.17 Anexo

Romanos 10:13-17

Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! […] Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”

 

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Ro 10:13); cuán hermoso versículo y cuanta verdad absoluta y eterna resumida en estas once palabras. Pero las preguntas que Pablo hace en los versículos 14 y 15 retumban en lo profundo del corazón misionero: ¿Y si no fueren enviados? ¿Y si no hay quién les predique? ¿Y si no lo pueden oír o entender? Entonces, ¿Cómo invocarán? A estas preguntas podríamos añadir una que se levanta a gritos de lo profundo del silencio lingüístico: ¿Y cómo van a creer si no hay una Biblia traducida en todos los idiomas y dialectos que habla el hombre?

 

La primera traducción que se hizo de un idioma a otro se la conoce como la Septuaginta o la Biblia de los LXX (70). Este nombre proviene del número de escribas judíos que tradujeron el Antiguo Testamento del hebreo al griego, y que fue concluida en el año 150 a.C. Esta primera traducción fue vital en el primer siglo de la iglesia, ya que ayudó a Pablo y los demás Apóstoles a llevar el evangelio a todo el mundo conocido de entonces, en donde la gran mayoría de la población hablaba y leía en griego por una helenización que llegó con el imperio griego. ¿Se puede imaginar lo poco que se hubiera podido hacer en esos días sin ella?

 

Entre las siguientes traducciones realizadas, y ya ahora del texto completo de las Escrituras, resalta la Vulgata Latina (Biblia en latín), traducida en el siglo IV d.C. por Jerónimo, misma que llegó a ser la versión oficial de la iglesia romana. De valor para quienes hablaban latín, pero no para todos.

 

Cuando Martín Lutero se levantaba con la Reforma y los cambios necesarios para la enseñanza bíblica de la Gracia Salvadora, entendió también que era necesario que el pueblo popular, que poco hablaba o entendía latín, pudiera tener una copia de las Escrituras en su propio idioma (alemán para el pueblo germano), por lo que comenzó afanosamente en conseguir una copia entendible para quienes la leerían. Desde ese momento hasta ahora, la Biblia ha dejado de ser limitada por el idioma y está siendo traducida a muchos más idiomas, pero aún falta.

 

En el año 2016, traductores de la Biblia de todo el mundo se reunieron para establecer una meta: Llegar a traducir por lo menos el Nuevo Testamento para toda la población humana y todos sus idiomas para el 2033. Y sí, leyó bien, para el 2033. ¿Cuántas personas más seguirán esperando una pequeña porción de la Biblia en su propio idioma? ¿Cuándo llegarán a leer por sus propios ojos que si invocan el Nombre de Jesús podrán ser salvos? ¿Cuántos morirán sin llegar a leerlo jamás?

Romanos 10.17 Color

Los misioneros tienen una inmensa tarea que llevar, pero es nuestro deber ayudarles, no solamente con apoyo económico y oración para sus ministerios, sino, y sobre todo, del recurso más importante para poder evangelizar: Una Biblia traducida en el idioma en donde ellos están ministrando.

 

Oremos para que aquellos que están trabajando arduamente puedan conseguir lo más pronto posible una traducción del NT en los idiomas que faltan. Apoyemos a organizaciones que están trabajando en capacitar a misioneros multiculturales para que sigan enseñando la Palabra de Dios mientras aprenden esos idiomas. Oremos, para que pronto cada persona pueda escuchar de Cristo y puedan así ser salvos, porque “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Ro 10:17)

 

«Señor, ayuda a Tu iglesia a ser diligente y competente mensajera de Tu esperanza»

 

Hechos 8:30, 31

“Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? …”

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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