Génesis 3:6, 7
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.”
Existen algunas verdades importantes sobre el pecado que siempre será bueno tenerlas presentes para que cuando venga la tentación, podamos recordar antes de pisar en el terreno del pecado. Estas verdades son cruciales en nuestra obediencia a Dios:
- El pecado se puede dar cuando perdemos nuestra comunión con Dios. Para Eva, el tiempo que había estado lejos de Dios pudo ser muy corta, pero suficiente para que Satanás se acercara y la tentara. Para Sansón, su separación de Dios fue paulatinamente progresiva, pero destructiva.
- El pecado se va a presentar cuando no tenemos claro lo que Dios nos dice en Su Palabra. Si bien Eva recordó algo de lo que Dios había dicho (“no comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” Gn 3:3), lo que Dios había limitado fue que comiera, no expresó nada en cuanto a si pudiera tomarlo con la mano o no. Además, Dios expresó la muerte como un hecho real (“porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” Gn 2:17). Cuando Satanás quiso tentar a Jesús en el desierto, el Señor le respondió clara y enfáticamente “Escrito está” tres veces (Mt 4:4, 7 y 10).
- El pecado se puede presentar como una buena opción razonable. Eva miró al árbol y consideró que “era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y… codiciable para alcanzar sabiduría”. (Gn 3:6)
- El pecado siempre va a tener aliados malignos que apoyen o secunden la moción. Para Eva, quien apoyó la idea fue Satanás (Gn 3:4, 5).
- El pecado siempre se presentará engañosamente. Nunca olvidemos que la seducción y a atracción del pecado tiene el propósito de acercarlo a su muerte. (Stg 1:14)
- El pecado si puede dar un placer temporal (He 11:25), pero después de ello viene pena y amargura.
- El pecado llega a nuestras vidas tras las tentaciones que se generan en nuestra carne (Stg 1:14), o son presentadas por el mundo (1 Jn 1:16), o por Satanás (Gn 3:4, 5). Dios nunca tienta a nadie (Stg 1:13).
- El pecado entra a nuestras vidas por uno de los sentidos, llena nuestra mente de esta información pecaminosa donde se procesa, y entre más lo pensamos, más fácilmente lo podemos aceptar; pero es en el corazón (deseo) donde se genera el pecado (Gn 3:6; Stg 1:14, 15; 1 Jn 1:16)
- El pecado siempre va a producir muerte espiritual (Stg 1:15), y en algunos casos muerte física inmediata (Hch 5:1-11); pero la muerte física de todo hombre es consecuencia del pecado que Adán cometió. (Ro 5:12)
- Por último, el pecado siempre nos va alejar de Dios, pero nuestro Buen Padre siempre estará dispuesto a perdonarnos y restaurarnos (1 Jn 1:9). Adán y Eva se vieron “desnudos” y el Señor los vistió con “túnicas de pieles”. (Gn 3:7, 21)
El pecado solamente trae destrucción y muerte, pero Dios siempre estará dispuesto a restaurarnos por medio de Cristo.
«Dios, ayúdame a estar atento a mis tentaciones para no pecar contra Ti; y si peco, ayúdame a recordar que por medio de Cristo siempre hallo en Ti perdón»
Romanos 6:23
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”