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Josué 17:11-18
“Tuvo también Manasés en Isacar y en Aser a Bet-seán y sus aldeas, a Ibleam y sus aldeas, a los moradores de Dor y sus aldeas, a los moradores de Endor y sus aldeas, a los moradores de Taanac y sus aldeas, y a los moradores de Meguido y sus aldeas; tres provincias. Mas los hijos de Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió en habitar en aquella tierra. Pero cuando los hijos de Israel fueron lo suficientemente fuertes, hicieron tributario al cananeo, mas no lo arrojaron. Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora? Y Josué les respondió: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros. Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel. Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.”
La tecnología ha traído muchos avances que han favorecido enormemente el desempeño de las labores cotidianas y en el trabajo. Computadoras que piensan por nosotros, microondas que aceleran el tiempo de cocción, maquinas de lavar ropa, aspiradoras automáticas, líneas de ensamble automatizados, etc. Son tantos los beneficios de esos avances que nos ayudan mucho en nuestras tareas, pero al mismo tiempo nos hacen en algunos casos menos esforzados para conseguir nuestras metas.
Pero cuando se tratan de el crecimiento espiritual, la verdad es que no hay tecnología que nos ayude ni camino fácil que nos evite esforzarnos para crecer en nuestro caminar con Cristo.

La media tribu de Manases y la tribu de Efraín habían recibido su heredad una al lado de la otra al occidente del Jordán, pero ellos no querían lidiar con la parte montañosa que habían recibido, ni menos querían enfrentar a los cananeos que aún habitaban en esa región, en otras palabras, deseaban algo que no les demande esfuerzo.
Josué, no con el animo de menospreciarles, pero tampoco compadeciéndose de su falta de ánimo para enfrentar las dificultades, les exhorta a trabajar arduamente para cubrir al máximo la expansión que se les había otorgado. Recordándoles que son un pueblo grande en número, les indica que sí van a poder tomar posesión de toda esa área, solo que tenían que trabajar para lograrlo (v. 17-18).
Muchos de nosotros quisiéramos que la paciencia nos venga por medio de una oración, pero no es desarrollada cuando pasamos por pruebas. Otras veces quisiéramos que pudiéramos amar a todos fácilmente, y Dios nos pone personas muy difíciles para que aprendamos a amar como Él nos ama. En otras ocasiones queremos vivir contentos con todo lo que nuestra mente nos pide, y el Se nos ayuda ha aprender a contentarnos con nuestras limitaciones.
La vida cristiana es una vida de esfuerzos, pero una vida hermosa, en la cual, si caminamos junto a Dios, vemos cómo Él nos ayuda a esforzarnos, a crecer, a aprender, a alcanzar nuestro potencial. Es una vida hermosa, pues mientras vamos avanzando, vemos Su poder, Su obra, Su misericordia, Su sabiduría, Su soberanía obrando en nuestro favor para ayudarnos.
No menospreciemos las dificultades, antes valorémosla, y veamos que todo tiene un propósito, y mientras vamos creciendo, alcancemos el potencial de nuestra vida junto a Dios, y veremos que creceremos dentro de la buena voluntad de Dios.

«La vida espiritual se desarrolla en el campo de reclutamiento de las dificultades, donde las pruebas nos ayudan a crecer a la imagen de un gran soldado de Cristo, de acuerdo con Su voluntad»
Ministerio UMCD