Éxodo 4:1-5
“Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.”
Si se hiciera una encuesta entre los creyentes que asisten a una iglesia y que se rehúsan a servir a Dios, muchos podrían decir que no están capacitados para alguna específica función dentro de la iglesia o que creen no tener nada que Dios pudiera usar para participar en ella. Esa es una respuesta inapropiada basada en una perspectiva incorrecta.
Dios había llamado a Moisés a liberar al pueblo israelita del yugo egipcio (Ex 3). El Señor le había encomendado una tarea maravillosa, pero en su temor y falta de visión, Moisés argumentaba que no le escucharían ni le creerían. Presentaba una excusa inapropiada para evitar aceptar la responsabilidad del llamado de Dios. Indica que no le creerán ni le escucharán porque dirían que Dios mismo no se le había presentado (Ex 4:1). El Señor en Su paciencia y sabiduría le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?”, a lo que Moisés le responde: “Una vara” (Ex 4:2). Y ya sabemos el resto de la historia, la vara que llevaría Moisés durante esos cuarenta años se convertiría en un instrumento de Dios para Sus propósitos. No es que la vara tenía poder en sí misma, era el instrumento de Dios en manos de Moisés, pero representó para Moisés el recordatorio de la PRESENCIA, PODER y AUTORIDAD dada por Dios en su ministerio.
Dios no requirió de una gran espada ni una fuerte armadura para darle la victoria a David contra Goliat, solamente necesitó de una “honda y piedra” (1 S 17:38-40, 50). Jesucristo no necesitó de mucho dinero y un supermercado cerca para alimentar a cinco mil hombres, solamente requirió de “cinco panes de cebada y dos pececillos” que un muchacho tenía en sus manos para dar de comer, y hasta sobró (Jn 6:5-13).
Muchas veces creemos que no tenemos nada para ofrecer a Dios y ser usados por Él, pero la verdad es que cada creyente tenemos más de lo que pensamos en nosotros para ser usados por nuestro Dios.
Dios nos ha dado el Espíritu Santo para capacitarnos en nuestra vida cristiana, y es Su poder el que obra a través de nosotros, no nuestra propia capacidad (Zac 4:6). Dios nos ha dado dones sobrenaturales para que los ministremos apropiadamente para beneficio de la iglesia (Ro 12:3-8; 1 Co 12:1-31; Ef 4:11-13). El mismo Señor Jesucristo nos ha investido con Su autoridad para llevar el evangelio y discipular (Mt 28:16-20). DIOS nos ha DOTADO con Su PRESENCIA, PODER y AUTORIDAD para servirle; lo que tenemos “entre nuestras manos” sobrepasa cualquier expectativa de capacidad; solamente necesitamos estar limpios y con deseo de servir (2 Ti 2:21).
«Jesús, Tú nos diste ejemplo de servicio»
Mateo 20:28
“Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir…”