¿Aún se cree menos pecador? («AUN» II)

Lucas 13.4, 5 Anexo

Lucas 13:1-5

“En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”

 

La tendencia a compararse con personas es común en el ser humano. Comparamos los puestos de trabajo, comparamos el modelo del auto que manejamos, comparamos el peinado que llevamos, la ropa que usamos, la forma de hablar. Hacemos comparaciones entre lugares de origen, color de piel, y hasta forma de caminar. Muchas de esas comparaciones nos pueden traer tristeza, otras, falso orgullo, basado en la vanidad. Siempre habrá algo con qué compararnos.

 

Pero una de las comparaciones más peligrosas y engañosas es el comparar nuestro comportamiento o nuestra vida basada en “cierta” moral. En la sociedad existe una constante de comparar nuestras vidas con las personas que consideramos “más” pecadoras, y llegamos a determinar una aparente y falsa buena moral en nuestras vidas porque no todos hemos asesinado, robado, violado, adulterado, prostituido, o talvez ser borrachos o adictos a estupefacientes. Muchos miran esos pecados como horrendos y altamente condenatorios; y miran a su crítica, falta de amor, al chisme, la mentira, la envidia y más pecados como no tan gravosos.

 

Si hago una comparación de mi vida con esa perspectiva, por supuesto que podré sacar conclusiones que podrían favorecerme, pero ¿es realmente nuestro análisis uno de acuerdo a la divina perspectiva del Juez Supremo? Jesús dijo que “NO” (Lc 13:3, 5). Las personas a quienes se refiere el Señor habían cometido graves ofensas ante el gobierno romano y otras habían muerto ante un desastre casual del desplomo de la torre (Lc 13:1-2, 4). En la sociedad judía había la creencia que una muerte repentina y desagradable era causa de un pecado grave ante Dios, y por lo consiguiente, resultado del juicio divino.

 

Al contrario a lo pensamos, Jesús nos recuerda que todos somos igualmente pecadores y que todos merecemos el castigo divino de la muerte y la condenación (perecer) a causa de nuestro pecado, porque esa es “la paga” (Ro 6:23a).

Lucas 13.4, 5 Color

La voluntad del Señor es que “ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P 3:9); es por ello que les dijo que, si no se arrepentían de sus pecados, “todos” perecerían condenados “igualmente” (Lc 13:5), y por lo tanto el destino del castigo eterno estaba esperando. “Pero Dios, que es rico en misericordia” ofrece salvación y vida eterna por medio de “Cristo” (Ef 2:4, 5); Dios “ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda (perezca), mas tenga vida eterna” (Jn 3:16 – paréntesis añadido).

 

Dios quiere que usted sea salvo, pero necesita reconocer que es pecador y arrepentirse, pedir perdón, poner su fe en Jesús, y Él le dará salvación.

 

«Dios, te pido perdón por mis pecados, me arrepiento, y pongo mi fe en Jesús como mi Salvador»

 

Juan 10:28

“y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Jesús)

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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