
Salmos 27:1-6
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.”
Cuando nos encontramos en medio de problemas o ante crueles enemigos tres elementos pueden ser nuestros aliados para enfrentar apropiadamente: Luz, salvación y fortaleza.
Para algunos autores este salmo pudo haber sido escrito cuando David enfrentaba la rebelión de su hijo Absalón. Para el salmista, este tiempo fue muy difícil, tanto emocional y políticamente. Su hijo había conspirado contra él a causa de las desgracias que habían pasado en la familia, y en su maldad, Absalón se subleva contra su padre y levanta una turba para quitarle la autoridad. David, abrumado y desconcertado, huye de Jerusalén en medio de tal revuelta (1 S 15 – 17). Un duro momento para el rey de Israel.
Si éste es el contexto en el que el salmo fue escrito, nos ayuda a ver tres factores importantes expresados en él que nos pueden de ser de gran ayuda para nuestras vidas cuando se levanten enemigos feroces que quiera consumir “nuestras carnes”.
LUZ: Esta palabra esta relacionada en la Biblia con Dios, Su carácter santo, justo, puro, y bondadoso; además refleja la utilidad de Su Palabra (Sal 119:105). También habla de la vida del creyente, en su nueva condición como hijo de luz (Jn 12:36; 1 Ts 5:5), manifestada además en su obediencia (Ef 5:8; 1 Jn 1:7).
Dios puede guiarme en medio de tal tormenta para enfrentar apropiadamente, en obediencia y con sabiduría mis problemas. Su Palabra nos puede dar luz para saber la razón de nuestro problema y cómo combatirlo (v. 11). Por último, si hemos andado en luz, Él hará que la luz de nuestra justicia brille (v. 2, 12).
SALVACIÓN: En relación con Dios, habla de Quien es el Salvador del hombre y Su poder para librarlo de los enemigos terrenales y espirituales; pero, sobre todo, de la muerte y la condenación.
Confiando en el poder de Dios, en Su cuidado y protección, sé que Él no permitirá que yo sufra más allá de lo que puede enfrentar, y que cuando sea necesario, Él mismo vendrá mi rescate (v. 13). Esto me da esperanza para mirar al cielo y clamar por su ayuda (v. 7-9).
FORTALEZA: Hablando de Dios, Él es nuestro lugar de refugio y defensa, es el lugar fortificado donde un ejército puede apostarse para enfrentar los embates del enemigo y defenderse.
Mientras pase este ataque feroz, puedo refugiarme en la presencia de Dios. Todo temor desaparece ante la confianza de estar junto al Señor (v. 3). Dios nos protege, guarda y esconde del día malo (v. 5); y al final de todo, podré levantar alabanzas a Jehová por Su luz, salvación y protección (v. 6).

David tenía justas razones para declarar que Dios era su luz, su salvación, su fortaleza.
«Gracias Señor por ser nuestra luz, salvación y fortaleza en contra de nuestros enemigos»
Salmos 27:14
“Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.”
Me impresiona enterarme que hasta a los hijos de Dios les nacen hijos rebeldes, conspiradores y capaces de asesinar a sus propios padres!! Donde el Hijo de Dios mostró obediencia, humildad y respeto por su padre Jehová, aceptando y ofreciéndose en sacrificio para la muerte de cruz para el perdón de nuestros pecados y la reconciliación con Jehová!! Vaya diferencia de hijos….
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