¿Es usted una persona que mantiene su palabra cuando se comprometió, o solamente da su palabra en ese momento para librarse de un compromiso inmediato?
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¡Ay de mí, porque he visto a Dios!
Es que cuando consideramos la santidad de Dios, la respuesta natural, la consecuencia normal que debiera producir eso en nosotros, es una conciencia de pecado que nos inunde y nos haga sentir tal nivel de terror que tengamos la obligación de confesarlo y arrepentirnos delante del Santo.
Dios es único
Nuestra idea de Dios dista mucho de la verdad, algunos creen que Dios es como un anciano bonachón, qué pasa por alto todo lo injusto y al que se le puede menospreciar y rechazar cada vez que se quiere; no, el hecho de que Su amor y misericordia sean tan grandes no significa que su santidad y justicia sean eliminadas.
¿Vacilante?
Nosotros como creyentes debemos mirar al carácter de Dios y vivir reflejándolo en todas nuestras áreas de vida. Debemos dar gracias al Señor por su carácter fiel, podemos confiar en Su Palabra y descansar en sus promesas. Pero al mismo tiempo daremos honra a Su Nombre si nosotros manifestamos ese mismo carácter ante los demás.
Cinco pilares del carácter
Debemos mantener presente que cada creyente debe seguir creciendo a la imagen del Señor, y siempre una exhortación con ese propósito viene bien (2 Ti. 4:2).
Autoridad y sumisión
Dios ha establecido un orden en la cadena de autoridad y sometimiento que ayuda al debido desarrollo de la vida en todo sentido, y ese orden da al hombre y a la mujer derechos y responsabilidades que deben ser apropiadamente llevadas para dar buen testimonio ante los hombres y los ángeles, pero, sobre todo, para agradarlo a Él.
El anhelo sublime del creyente
Nuestra vida debe reflejar el carácter del Señor, y para ello Dios usa varias vías para ayudarnos a crecer. La obra del Espíritu Santo, la Palabra de Dios, las pruebas, las disciplinas, la iglesia, otros creyentes y más, son los medios por los cuales Dios va forjando el carácter de Su Hijo en cada creyente, pero es el creyente quien debe alinearse con la voluntad de Dios y desear alcanzarlo.
Demos a conocer nuestra gentileza
Una sonrisa gentil, un saludo amable, y una respuesta afable siempre serán bien apreciadas.