A los que en Él esperan.
Hebreos 9:27, 28
“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.”
Muchos hemos tenido que esperar por algo. Unos esperan horas por tomar un vuelo, otros esperan en las filas largas de los bancos, otros están esperando el nacimiento de un bebé; todos son períodos de espera diferente en tiempo y causa.
Para los creyentes en Jesucristo la Segunda Venida del Salvador se ha venido esperando por casi 2.000 años. Desde que Jesucristo vino por primera vez a la tierra, Él mismo confirmó que vendría por segunda vez para llevarnos a dónde Él va a estar: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2, 3). Esta promesa dada por Jesucristo a Sus discípulos da confianza a quienes “le esperan”.
Ambos advenimientos del Señor difieren. La primera vez que vino Jesucristo “fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos” (v. 28). El derramamiento de sangre era necesario para que el pecado sea perdonado (v. 22). Pero el v. 28 nos dice que fue ofrecido para llevar el pecado “de muchos”, no de todos. Jesucristo sí llegó a morir por todos en la Cruz. Juan, en su evangelio nos dice que “de tal manera amó Dios al mundo” que ofreció a Su Hijo para el perdón el pecado de todos. El ofrecimiento de perdón y salvación es presentado a todos, pero no quiere decir que cubre a todos, sino como continúa diciendo que es otorgado solamente “para que todo aquel que en él cree”, y es a quien pone su fe en Cristo que se otorga el perdón para que “no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Hebreos nos dice que Jesús vino para llevar el pecado de muchos, no de todos; y Juan nos aclara que esos muchos son aquellos que realmente han creído en Jesús como Dios, Señor y Salvador. (compare Romanos 10:9, 10)
Cristo tuvo que derramar Su sangre en la Cruz para el perdón del pecado, es por ello que su primera vez estuvo en relación con el pecado, a diferencia de su Segunda Venida que será “sin relación con el pecado” (v. 28). Los que hemos creído en Cristo como Salvador personal, esos “muchos”, somos los que estamos esperando Su Segunda Venida con anhelo, y es para aquellos nada más que el Señor vendrá, es ahí la diferencia en cuanto al propósito y al objeto de Su primera y segunda venida.
Si usted ya ha recibido a Jesús como Salvador personal, entonces usted está esperándolo con ansias; pero si usted no lo ha recibido, todavía tiene oportunidad de hacerlo poniendo su fe en Él como su Salvador. Todos debemos morir algún día y enfrentar juicio (v. 27), pero los que hemos puesto nuestra fe en Jesús hemos sido ya perdonados y por lo tanto librados de la condenación, y por eso que no se compartirá la misma eternidad. ¿Y usted, ya está dentro de los “muchos”?
En el himno “Alabad al gran Rey”, escrito por Fanny J. Crosby en 1875, se describe en gran forma las verdades de Sus dos venidas. La primera con Su Muerte por el pecado en la Cruz, y la segunda con Su reinado Milenial y el cumplimiento de llevarnos a Su eterna gloria.
“Inmensa la obra de
Cristo en la cruz,
Enorme la culpa se ve por su luz.
Al mundo él vino, nos iluminó,
Y por nuestras culpas
el Justo murió.
Velad, fieles todos, velad
con fervor,
Que viene muy pronto
Jesús, el Señor.
Con notas alegres
vendrá a reinar;
A su eterna gloria os ha de llevar.”