¿La ira venidera?

Mateo 3.7 Anexo

Mateo 3:1-2, 7-8

“En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. […] Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.”

 

Juan el Bautista estaba predicando a las masas para preparar el camino al Señor Jesucristo, Quien vino con su ministerio poco después que Juan el Bautista iniciara. Juan tenía la responsabilidad de preparar los corazones de quienes estaban a su alrededor para que estén listos para ver en Cristo como el Cordero de Dios, el Único que era capaz de quitar el pecado del hombre (Jn 1:29).

Entre esas personas que lo buscaban en el desierto llegaron un grupo de fariseos y saduceos que venían enviados por los líderes religiosos para indagar quien era él, ya que mucha gente se acercaba convencidos por su predicación. Juan los ve llegar e inmediatamente les hace una pregunta inquisitiva que puede hacernos reflexionar a nosotros también: ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?” (Mt 3:7).

El concepto de un Dios lleno de ira no es común en muchas personas. Las enseñanzas liberales que se han dado en las diferentes iglesias han introducido en el oyente una idea a medias de Dios. Muchos enseñan que Dios es amor, y que en Su amor es capaz de recibir a todos ante Su presencia, y que Dios no podría castigar, ni menos airarse, ante el hombre porque lo ama.

Dios es perfecto en Su amor, pero también lo es en Su ira. La ira de Dios no es contra el hombre, pero sí en contra del pecado del hombre (Ro 1:18); la manifestación de la ira de Dios es la manifestación de Su justicia santa como lo indica el mismo pasaje de Romanos. Una gran manifestación de la ira de Dios se dará en el Juicio del Gran Trono Blanco al final del Milenio, en donde Dios juzgará y condenará al hombre no arrepentido, y el castigo eterno en el infierno será la manifestación continua de esa ira (Ap 20:11-15). Quizá la máxima manifestación de la ira de Dios se dio al castigar en Su Hijo Jesús, con sufrimiento y cruz, el pecado del hombre.

Juan el Bautista enseñaba que la única forma de librarse de la condenación eterna en el infierno era a través de una vida que manifieste total arrepentimiento. Él les decía que si realmente querían librarse de la ira venidera de Dios tendrían que mostrar que estaban conscientemente convencidos que eran pecadores y que tenían que cambiar su vida (Mt 3:8). “La gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?” Y Juan les decía que tenían que cambiar su vida, hacer un cambio de corazón, y prepararse para recibir con fe a Jesús en sus corazones como Salvador (Lc 3:10-18), porque solo Jesús quita y perdona el pecado del hombre (Jn 1:29; Hch 4:12; 26:18).

Tal vez usted se esté haciendo la misma pregunta: ¿Qué hacer para no ir al infierno? Cristo quiere salvarlo de la ira venidera, solamente tiene que arrepentido pedir perdón y clamar con fe a Cristo que lo salve, el Señor quiere perdonarlo y otorgarle una vida eterna en el cielo (Jn 5:24).

El arrepentimiento de un corazón consciente del pecado es lo que necesita Cristo para salvar por fe a quienes creen en Él.

 

«Jesús, gracias porque Tú diste Tu vida por mí para salvarme del castigo eterno del infierno»

 

Juan 3:36

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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