Es hora de hacer compromiso

Cuando reconocemos sinceramente nuestro error, y cuando nos arrepentimos de corazón, es cuando nuestro compromiso al Señor va a darse como un profundo deseo de cambio completo. En ese instante un compromiso debe hacerse para no fallarle. Este acto es una manifestación real de arrepentimiento.

Una retrospección saludable

Busquemos en estos días un tiempo sano, prudente, para poder mirar hacia atrás, al pasado de nuestras vidas, y podremos mirar en todas las cosas que hemos hecho mal, y nos sorprenderemos las veces en que Dios obró de muchas formas. Cuando mire hacia el pasado verá la mano de Dios en todo el tiempo, y se fijará como este examen le dará como resultado un corazón que adora a Dios en agradecimiento por Su fidelidad y misericordia.

La huella de la obra de Dios

El Señor nos ayudará a conseguir restablecer todo en nuestras vidas si confiamos en Él y lo buscamos. Cuando Él obre ayudándonos, Él será glorificado, nosotros estaremos agradecidos, y nuestros enemigos serán humillados y derrotados. ¡Del Señor será la victoria!

Tenían necesidad, pero del Señor

Hemos llegado tanto a ser tan autocomplacientes, que esperamos que primero Dios nos de para buscarlo, y si hay algo que requerimos, primero saciamos esa necesidad, y después lo seguimos. Pero si aprendiéramos de aquella multitud, anhelaríamos solo estar con Dios, y Él se encargaría de lo que crea necesario.

Atónitos ante Su obra

Hoy Dios sigue haciendo grandes milagros también, y Su poder sigue asombrando a quienes han sido testigos de Sus maravillas. Gente se sana de cáncer, se salva de accidentes de tránsito, etc.; y todo lo hace “bien”.

En la “sala de emergencia” del reino

Cuando vemos el pasaje de Marcos 6:53-56, vemos al Señor Jesucristo rodeado de gente que, con desesperación anhelaban tan siquiera tocar el borde de su manto. Muchos de los suyos los traían en camillas improvisadas, ya que no podían por sí mismo acercarse. Era su fe los que los movía a buscar a Jesús para ser sanados.

La dureza produce “torpeza” espiritual

Todos tenemos la capacidad de transformar nuestro endurecido corazón en uno sensible (Ef. 1:3). Necesitamos pedir a Dios que vaya cambiándonos en la medida que exponemos nuestro ser a la Biblia con deseo pronto, hasta poder ser muy sensibles a Él, Su obra y voluntad.

Oremos para celebrar

La Biblia no nos dice que fue lo que oró el Señor, pero es evidente que para Jesús tenía este ejercicio espiritual era muy importante. Podríamos conjeturar que dio gracias, o alabó al Padre, talvez pidió que lo sucedido deje fruto en la vida de todos los asistentes, o quizá, buscó dirección para saber que seguir haciendo, o todo ello junto; no lo sabemos, pero era claro que Jesús necesitaba orar.