Para poder entender y obedecer a Dios, necesitamos entender Su perspectiva; solamente así podremos obedecer con buena voluntad comprendiendo el propósito de lo pedido por Él.
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¿Y usted qué respondería?
El reconocer a Jesús como Cristo es una obra que no puede ser entendida humanamente. El hombre natural no percibe las cosas de Dios (1 Co. 2:13-16), por eso Jesús le expresó a Pedro que esta verdad no pudo haber venido de su entendimiento humano, tuvo que Dios revelarlo. Jesús había sido enviado por Dios para darle a conocer, y para salvar al hombre.
Restauración paulatina
Dios es soberano, poderoso y sabio, y cómo Él obre está bajo Su voluntad, y en esta verdad podemos descansar confiados. ¡Dios sabe lo que hace!
Guardémonos de las malas influencias
Un buen oído en la Palabra, una buena meditación de Ella, y una relación sólida con el Señor nos edifica, al tiempo que nos aleja de la influencia negativa de otros. Nosotros somos quienes decidimos que permitimos entrar en nuestra vida, por eso el Señor nos amonesta a guardarnos de “la levadura”.
La imprudencia de la provocación
Muchas veces nuestro corazón puede ser muy necio también a causa de la falta de fe, y eso puede afectar nuestra confianza en Dios, que podría afectar nuestra relación con Él. Como nos dice Su Palabra: “… sin fe es imposible agradar a Dios…”. (He. 11:6)
Tenían necesidad, pero del Señor
Hemos llegado tanto a ser tan autocomplacientes, que esperamos que primero Dios nos de para buscarlo, y si hay algo que requerimos, primero saciamos esa necesidad, y después lo seguimos. Pero si aprendiéramos de aquella multitud, anhelaríamos solo estar con Dios, y Él se encargaría de lo que crea necesario.
Atónitos ante Su obra
Hoy Dios sigue haciendo grandes milagros también, y Su poder sigue asombrando a quienes han sido testigos de Sus maravillas. Gente se sana de cáncer, se salva de accidentes de tránsito, etc.; y todo lo hace “bien”.
Con fe sencilla y determinación
La fe de la mujer sirofenicia nos da un aliento de esperanza para todos nosotros que, sin ser judíos, ahora podemos alcanzar la misericordia de Dios por medio de la fe en Jesús. La hija de esta desesperada madre quedó inmediatamente restaurada, desde el mismo momento que el Señor lo mencionó (Mr. 7:30).
