No emita juicio sin fundamento

Tal vez usted se ha encontrado en esos embarazosos momentos también, cuando por equivocación fallamos, y no nos detuvimos sino hasta que nos dimos cuenta del error, pudiendo incluso llegar a causar perjuicio por error.

¿Hasta cuándo la falta de arrepentimiento?

La falta de arrepentimiento es un factor crucial en la falta de madurez. Un creyente inmaduro, por su falta de una apropiada relación con Dios, y por permitir que su carnalidad se manifieste constantemente, hace que él mismo no pueda discernir apropiadamente las cosas espirituales. No solo que no ve al pecado como debería hacerlo, sino que no puede discernir correctamente las enseñanzas ni a las personas que enseñan (1 Co. 3:2; Ef. 4:14; He. 5:11-14; 13:9).

Recordando dignamente Su sacrificio

Todo creyente que ha sido bautizado puede participar de esta ordenanza, misma que debe ser recibida dignamente, porque con ella recordamos lo que el Hijo de Dios hizo por nosotros para salvarnos. Digno de juicio y de muerte es todo aquel que lo llega hacer indignamente sin discernir de lo que está participando. (v. 27-31)

Cuídese de los engaños

Cuando venga alguna persona tratando de animarla a dejar algo que está haciendo para edificar su vida, tal vez una voz que le “aliente a bajar el ritmo”, o a tomar “un descanso”; esa puede ser una voz engañadora que quiere que se detenga. Busque a Dios, pida discernimiento, rechace toda pretensión de “ayuda” a su vida, y clame para que el Señor le ayude a fortalecerse para seguir adelante. La obra está ya casi reedificada, no es momento para parar. (Neh. 6:9, 12)

Dando valor a las relaciones

Debemos tener presente que cuando seguimos a Dios, muchas veces entraremos en conflictos. Jesús dijo que no había venido a traer paz, sino conflicto, cuando hacemos Su voluntad (Lucas 14:26). Jesús nos recuerda que, al seguirlo, estamos interactuando con una familia espiritual, Su familia, la cual también es bendecida con nuestra obediencia.