La fe de la mujer sirofenicia nos da un aliento de esperanza para todos nosotros que, sin ser judíos, ahora podemos alcanzar la misericordia de Dios por medio de la fe en Jesús. La hija de esta desesperada madre quedó inmediatamente restaurada, desde el mismo momento que el Señor lo mencionó (Mr. 7:30).
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El mal que hay en mí
Cuando reconozcamos cuanto mal mora en nosotros mismos podremos ser capaces de cuidar nuestro comportamiento, y buscar la ayuda de Dios para evitar dejar ser controlados por la carne, que no solo afecta nuestra vida, sino también nuestra relación con Dios y los hombres.
¿Cómo podemos honrar a los padres?
Hoy en día se usa una frase que dice: “Padre no es quien te dio la vida, sino quien te crió”, haciendo mención que un padre no es la persona por medio del cual Dios brindó la vida al hijo, sino aquella persona que ha pasado años cuidando o velando por los intereses de un hijo. El verdadero agradecimiento y honra debe ser dado a ambos.
¿Es pecado no lavarse las manos?
Debemos aprender a discernir con madurez espiritual lo que es apropiado o no de nuestras prácticas humanas, pero también debemos separarlas entre un comportamiento debido de vida y un medio de adoración a Dios. El Señor solamente se contenta con nuestra obediencia sincera a Su voluntad enseñada en la Biblia, lo demás son buenas normas humanas.
En la “sala de emergencia” del reino
Cuando vemos el pasaje de Marcos 6:53-56, vemos al Señor Jesucristo rodeado de gente que, con desesperación anhelaban tan siquiera tocar el borde de su manto. Muchos de los suyos los traían en camillas improvisadas, ya que no podían por sí mismo acercarse. Era su fe los que los movía a buscar a Jesús para ser sanados.
La dureza produce “torpeza” espiritual
Todos tenemos la capacidad de transformar nuestro endurecido corazón en uno sensible (Ef. 1:3). Necesitamos pedir a Dios que vaya cambiándonos en la medida que exponemos nuestro ser a la Biblia con deseo pronto, hasta poder ser muy sensibles a Él, Su obra y voluntad.
Oremos para celebrar
La Biblia no nos dice que fue lo que oró el Señor, pero es evidente que para Jesús tenía este ejercicio espiritual era muy importante. Podríamos conjeturar que dio gracias, o alabó al Padre, talvez pidió que lo sucedido deje fruto en la vida de todos los asistentes, o quizá, buscó dirección para saber que seguir haciendo, o todo ello junto; no lo sabemos, pero era claro que Jesús necesitaba orar.
¿Cuánto es poco en manos de Dios?
El pasaje de la alimentación con panes y peses es una historia muy contada dentro de los relatos de la Biblia, pero es un relato que siempre presentará el desafío al hombre a mirar que los recursos que se tienen son siempre suficientes para Él poder proveer para lo que se necesita.
