Construyendo en buena base

Para cada uno de nosotros, también existe la responsabilidad de como sobreedificamos nuestras vidas. Muchas veces los creyentes, sobre todo los no maduros, se dejan envolver por mala enseñanza, y comienza a edificar sus vidas con doctrinas falsas, lo que puede generar un mal crecimiento (Ef. 4:13-15).

Colaborando con Dios

Dios no es que necesita de nosotros para poder hacer Su obra, pues Él es todopoderoso y sabio; pero Él si se complace en usar personas que deseen ser partícipes de Su obra, y es ahí donde llegamos a ser bendecidos para ser de bendición.

Inmaduros espirituales

¿Cómo va en su crecimiento espiritual? ¿Cuánto tiempo lleva de creyente y cuánto cree usted que ha llegado a crecer en todo ese tiempo? ¿La gente que está a su alrededor puede observar madurez espiritual en usted?

Necesitamos un líder así

En la iglesia de hoy se observa mucho al líder tibio y poco comprometido. Aquel que se ha conformado al mundo, viviendo alineado a la corriente de este siglo, y con pocas ganas de santificar a Dios en sus propias vidas y en la iglesia en la cual ellos sirven. ¡Necesitamos un cambio!

Santificando un día para el Señor

Para el creyente, el guardar un día para el Señor es igualmente importante. Ese día debe reunirse en la iglesia para adorar junto al pueblo de Dios, servir en el Cuerpo de Cristo, y compartir entre creyentes y familiares. Ese día debería ser enfocado para regocijarse en Dios por todo lo que Él ha hecho.

Mantengamos nuestro compromiso al dar

Nuestra responsabilidad ante Dios es dar, eso lo expresa muy bien la Biblia. Pero también es una responsabilidad de quienes reciben el dinero el usarlo correctamente. Nehemías había buscado a personas confiables para administrar las ofrendas “porque eran tenidos por fieles” (Neh. 13:13). Mucho del descrédito de la enseñanza ha venido lamentablemente por el abuso de “vendedores del evangelio” que hacen uso malicioso de las ofrendas de los creyentes (2 P. 2:1-3).

Correcciones en las relaciones

Una de las ligaduras más poderosas y destructivas para el creyente son las relaciones con personas no creyentes. Este ha sido un problema muy serio desde los inicios, y aún en el Nuevo Testamento se habla de ello (2 Co. 6:14 – 7:1).

Es tiempo de nuestra dedicación

En un mundo caído, donde nuestro ego y el mundo nos dicen que debemos hacerlo todo para nosotros mismos, el encuentro con nuestra carne nos llevará a negar nuestra entrega a Dios. Pero cuando hacemos un reconocimiento de la mano buena del Señor en nuestro favor, es cuando nuestro agradecimiento debe terminar en nuestra dedicación entera de todo lo que soy a Él.