Cuando miramos hacia el sacrificio de la cruz, podemos encontrarnos con esta misma premisa. Dios, en su inmenso amor con que nos amaba, motivado por Su profundo deseo de rescatarnos, tuvo que realizar un acto que demandaba una acción incomparablemente grande, tenía que dar “a su Hijo unigénito” (v. 16).
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Con corazón temeroso
Lo que somos externamente es lo que somos internamente. Predispongamos nuestra vida a honrar y amar a Dios, busquemos vivir para Él, y pidámosle que nos ayude en ese cambio. Nuestra vida será hermosa en la manera como somos cambiados, y eso será evidente ante los demás. Si hay pocas cosas que realmente impresionan de buena manera a los demás es un carácter tierno y temeroso ante Dios.
¿Qué impide que nos relacionemos con Dios?
¿Qué es lo que nos impide relacionarnos con Dios?: Nuestra pecaminosidad.
La historia de Isaías lo ilustra perfectamente y nos deja ver la santidad de Dios, el hecho de que Él es “otro”, diferente de todos nosotros en un sentido moral y en su naturaleza, que es perfecto, puro y por eso está obligado a rechazar el pecado y la imperfección, lo cual es la razón por la que hay un “abismo espiritual” entre Él y nosotros.
¿Tienes problemas judiciales con Dios?
Pocas veces consideramos a Dios como el Juez al que tendremos que rendirle cuentas por nuestra vida y mucho menos como un enemigo. Pero la Biblia nos enseña que todos los hombres que no han confesado su pecado y creído en su regalo de salvación, están en guerra con Dios y necesitan reconciliarse con Él a través de Jesucristo (Ro. 5.10).
No insistamos, no hay comunión – Parte II
Decisión urgente (7:1b): La decisión que debemos tomar debe ser firme. No podemos ignorar la enseñanza de la Palabra de Dios. Si queremos agradar al Señor tenemos que tomar su llamado urgentemente. Las relaciones con incrédulos nunca van a edificarnos, al contrario, siempre nos llevará al detrimento de nuestra santidad y de nuestra comunión con Él. Apartarse es la única opción sabia y santa que tenemos, y esa decisión debe ser tomada seria y urgentemente. Si queremos disfrutar de las promesas de Dios en Su relación con nosotros, debemos seguir Su voluntad sin titubear.
No insistamos, no hay comunión – Parte I
Mientras estemos en este mundo todos estaremos rodeados de personas que aún no han puesto su fe en Jesucristo. Esta realidad nos pone en una verdad que evidentemente está marcada por una diferencia abismal. Si bien todos somos personas creadas por Dios, y todos somos pecadores, la diferencia se marca en la condición espiritual en la que nos encontramos ambos grupos, y que es completamente distinta.
Las privaciones del ministerio
Agradezcamos al Señor por la vida de quienes sirven en Su reino como pastores y misioneros fieles. Sus vidas son de gran bendición para nuestras vidas, y son una muestra del poder de un Dios maravilloso que se gloría obrando en medio de vasos de barro que son instrumentos útiles para Su reino.
¡Hoy puede ser su día!
Hay un solo día en el calendario de nuestra vida en que podamos hallar la salvación. En ese día la persona escucha y entiende que Dios quiere salvarlo, y que para hacerlo Él ya había enviado a Jesús a morir para otorgar el perdón. El día que lo entiende por obra del Espíritu Santo, la persona acepta por fe el regalo o la gracia salvífica de Dios, y ese día llega a ser salvo. Ese día marca una vez y para siempre el destino eterno del ahora creyente.
