¿Ante quién y/o por qué me alabo?

La vanidad es un enemigo silencioso, que llega a afectar terriblemente la correcta perspectiva de las personas. Este pensamiento, que nace del pecado del orgullo, lleva a las personas afectadas a considerar todo de una manera insustancial, fundando valores en una simple ostentación sin fundamento. Puede cegar el entendimiento y llevarle a vivir un estatus irreal basado en apariencias y obstaculizando la debida apreciación de cada persona o cosa.

¿Para qué debe usar la autoridad el pastor?

El mal uso de la autoridad se observa en muchas esferas de la vida: Política, gubernamental, laboral, familiar, etc., aún en las iglesias. El aprovechamiento de esa posición que brinda ciertos privilegios sobre otros, y que le otorga cierto “dominio” sobre alguna área o grupo de personas, hace que aquellos en autoridad tomen ventajas de sus prerrogativas para uso propio o para menoscabo de otros.

Nuestra capacidad viene de Dios

Al mirar la obra de Dios, todos nosotros debemos recordar que de nosotros mismos no hay nada realmente útil que Él necesite para hacer Su obra. Lo cierto es que la obra no es hecha por el hombre, la obra es del Dios Todopoderoso, quien en Su providencia y buena voluntad decide utilizar a hombres para la tarea, pero que no requiere de ellos para hacerlo. Es en Su gracia que somos considerados para participar con Él.

Dignos de reconocimiento

En cada congregación nos encontramos con creyentes fieles a la obra, aquellos que, sin ser pastores o ministros reconocidos en la iglesia, dan de sus vidas en el servicio a los demás. Su esfuerzo y dedicación es entregado en relación al Señor y a la iglesia. Ellos deben ser igualmente reconocidos, apreciados y respetados.

Una insignia del creyente

La ira, los pleitos, el egoísmo, el odio, el rencor, la mentira, el orgullo, etc. son manifestaciones del pecado que afectan nuestra manera de comportarnos con los demás, y mientras ello exista en la iglesia los problemas no dejarán de existir. ¡Por eso es urgente que todos crezcamos ya!

Se requiere servicio íntegro

Dios llama a todos los creyentes a servir, y este privilegio no debe ser ignorado, antes recibido con humildad y gratitud. El Señor desea obrar por medio de nosotros para continuar con Su obra en la tierra antes de que Cristo venga, y este privilegio debe ser tomado como un honor.

Más que división, es ruptura

Hoy en día muchas personas se levantan con mucho fervor a decir que siguen a uno u otro predicador. Señalan con pasión que aquel o tal hermano ha hecho mucho, por lo cual ellos se expresan como un seguidor ferviente de aquel siervo. Esto genera sectarismo o separación en la iglesia.

Necesitamos un líder así

En la iglesia de hoy se observa mucho al líder tibio y poco comprometido. Aquel que se ha conformado al mundo, viviendo alineado a la corriente de este siglo, y con pocas ganas de santificar a Dios en sus propias vidas y en la iglesia en la cual ellos sirven. ¡Necesitamos un cambio!