Predica el evangelio

Nuestra responsabilidad viene por el mandato dado por Dios, pero también por la responsabilidad moral de dar a conocer el mensaje que trae esperanza al perdido, vida al muerto espiritual, perdón al pecador. ¿Si nosotros no lo hacemos, quién lo hará?

¿Es asombroso, verdad? ¡Ha resucitado!

La muerte de Jesús no hubiera completado su propósito sin la resurrección. Así como la moneda tiene 2 caras para estar completa, las buenas nuevas basan la esperanza de salvación en la muerte y resurrección. Y así como el ángel envió a dar testimonio de la resurrección a las mujeres, nosotros somos enviados hablar del evangelio de Cristo, de Su muerte y resurrección, tal cual lo dice las Escrituras (1 Co. 15:1-4)

La osadía de la fe

La verdadera fe trasforma a la persona; de ser un tímido oyente a un valiente seguidor, sin miedo a testificar. Pablo nos dice que Dios no nos ha dado “espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” y por lo tanto no deberíamos avergonzarnos de dar testimonio de Cristo. (2 Ti. 1:7, 8)

Prestos para predicar

¿Ya está cumpliendo la tarea designada? Así como los discípulos, fueron prestos para cumplirla, el Señor espera la misma diligencia en nuestras vidas. Jesús nos ha prometido Su presencia y la obra del Espíritu Santo. “La tarea dada en la Gran Comisión no ha cambiado, lo único que ha cambiado con el tiempo son los actores, o sea, usted, yo y los que están a nuestro alrededor.” – Ministerio UMCD –

Relatos de “emancipación”

“Todos los creyentes en Cristo tenemos nuestro propio “relato de emancipación” que contar a un mundo que está necesitado de escuchar cómo tener libertad del pecado y de la condenación.”

Un canto angustioso de salvación

Como Iglesia, sigamos trabajando en la obra misionera de alcanzar, no solamente a los musulmanes, sino a todos para Cristo.

Es resultado de Fe y Oración

Nosotros ahora no debemos intimidarnos ante nuestras limitaciones, sino, al contrario, motivarnos ante las tremendas posibilidades que tenemos con Dios para hablar a otros de Cristo. ¡Apropiémonos de estas verdades!

Aunque lo vean no creerán

No dejemos de hablar de Cristo a pesar de las amenazas y la incredulidad de la gente.