¡Hoy puede ser su día!

Hay un solo día en el calendario de nuestra vida en que podamos hallar la salvación. En ese día la persona escucha y entiende que Dios quiere salvarlo, y que para hacerlo Él ya había enviado a Jesús a morir para otorgar el perdón. El día que lo entiende por obra del Espíritu Santo, la persona acepta por fe el regalo o la gracia salvífica de Dios, y ese día llega a ser salvo. Ese día marca una vez y para siempre el destino eterno del ahora creyente.

Mensajero de reconciliación

Ahora, todos los que hemos sido perdonados y reconciliados por medio de Cristo, somos llamados a participar como mensajeros de reconciliación por medio de la predicación del evangelio. Cristo es el agente que hace posible la reconciliación, y el deseo del Señor es que nosotros que hemos sido perdonados, podamos por nuestra propia experiencia hablar a otros de esta única oportunidad.

Hasta nuestro entendimiento cambió

El día de la salvación el cambio radical que se da en el creyente cambia por completo todo lo que el hombre era. Es perdonado, es hecho hijo de Dios, es salvado de la condenación, recibe capacidad espiritual para relacionarse con Dios, tiene herencia celestial, recibe dones espirituales, el Espíritu Santo entra a morar en él, etc. Todo esto es lo que la “nueva creación” trae a la persona. Entre todos esos beneficios se encuentra el entendimiento espiritual de Dios y de la vida.

Impulsado por Su amor

Muchos viven para sí mismos, entregados a sus propios valores y deseos egocentristas. Otros en cambio, viven para otros, para complacer a alguien a o alguna corriente del mundo. Pero pocos, y solamente los que conocen del amor de Dios en Jesús, saben que no hay nada más significativo que vivir para nuestro Redentor.

Caminando por fe hacia lo eterno (Parte II)

Tener en mente que un día partiremos de este mundo, y que nuestro cuerpo mortal y pecaminoso será cambiado por uno eterno y puro, nos alienta mucho. Pero no olvidemos que hasta que ese día llegue, y podamos por fin contemplar con nuestros propios ojos la gloria de Dios, nosotros seguimos ante la presencia de Dios, y Él nos mira y conoce cada uno de nuestros actos y pensamientos, y nos está juzgando. Por tanto, como Pablo, debemos “o ausentes o presentes, serle agradables”. (2 Co. 5:9)

Caminando por fe hacia lo eterno (Parte I)

Para poder cumplir con la voluntad de Dios apropiadamente en vida debemos tener una mente enfocada en el reino y en lo eterno. Si mantenemos nuestro caminar por fe hacia lo eterno, comprenderemos que muchas de las cosas tienen un valor significativo cuando lo ponemos en ese contexto. Lo que quede en esta tierra perecerá, pero lo que sea edificante para lo que viene permanecerá (Mt. 6:19-21).

Confianza que fortalece

Como Pablo, podemos mirar que el poder del evangelio no se detiene, y nosotros tenemos el privilegio de sufrir todo ello en nuestra fragilidad por la causa de Cristo. Dios, por medio del poder con el que Él actúa en nosotros, nos fortalece y capacita para seguir cumpliendo la tarea de llevar el evangelio a todos. Tenemos el privilegio de hablar del amor de Dios a pesar de tanto odio, de hablar de perdón en Cristo a pesar de tanta rebeldía, de hablar de vida eterna a pesar de que nos exponemos a la muerte.

La Luz Verdadera nos iluminó

Dios es quien obra en el hombre a través de la predicación del evangelio y de la obra del Espíritu Santo para dar entendimiento de Su verdad. Así como el mundo estuvo en tinieblas, el hombre que se encuentra perdido está en tinieblas espirituales, y necesita de Dios para que cambie ello.