La corrupción está destruyendo nuestras sociedades, la codicia y el poder están envolviendo a nuestros gobernantes y a las organizaciones criminales en un deseo inapropiado de hacer cualquier cosa por logra dinero y control, y aunque parecería que eso trae mucho beneficio, la verdad es que detrás de ese deseo incontrolado, sí existen consecuencias que tarde o temprano tendrán que ser pagadas.
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La prosperidad de la generosidad
La prosperidad del generoso no solamente va a ser en bienes materiales, muchas veces puede ser una vida llena de paz y bendiciones en la familia, en el trabajo. Esas personas recibirán siempre el aprecio de quienes los rodean, y encontrará constante satisfacción cuando es usado por Dios y lo entiende. De muchas formas su vida será prosperada.
¿Cómo conseguir satisfacción económica?
Todos buscamos la satisfacción económica para nuestra vida, un estado en donde las posesiones que tengamos se conviertan en un recurso más para vivir contentos, pero no todos alcanzamos esa satisfacción porque creemos que ella está en la abundancia de lo que queramos tener, y la codicia, la avaricia y la envidia nublarán nuestro corazón con desdicha, insatisfacción y angustia, y nos motivará a buscar más riquezas, haciéndonos creer que nunca podremos hallar esa satisfacción.
No consientas tener parte en la codicia
El hacedor de maldad va en pos de su pecado, y aunque en su momento crea que puede conseguir lo que busca, no se da cuenta que está poniendo “lazo” para sí mismo (v. 18). Tarde o temprano esa persona va a pagar por la maldad hecha. Miremos solamente cuantas personas terminan en la cárcel a causa de un acto de delincuencia, y algunos han muerto en el intento o después porque alguien en un acto de ira los asesinó.
Dar es más que sólo suplir necesidades
No podemos pasar por alto algo tan valioso. Sea que usted sea un dador alegre, o usted sea un receptor de un “don” de Dios, tenemos que agradecer a Dios por permitirnos ser partícipes y testigos en uno de los dos lados de esta balanza. Alabemos al Señor que provee para que esto se pueda dar, y glorifiquemos Su Nombre por algo tan santo y maravilloso.
Dios nos da para dar
Algo así como el niño de 4 años que va a la iglesia con el padre de familia, y que cuando viene el momento de la recolección de las ofrendas, el papá le da una moneda al niño para que lo ponga junto a las demás ofrendas. El niño se emociona dando el dinero, pensando en sí que lo que hizo fue algo muy bonito, pero a la final quien dio fue el padre, pero quien llevó el reconocimiento de todos los presentes ante los ojos del niño, fue el niño mismo.
Generosa, voluntariosa y alegre ofrenda
La ofrenda siempre es una buena manera de ayudar, y debemos dar gracias a Dios, quien nos permite ser de bendición usándonos como instrumentos de Su obra y carácter en favor de los demás; esto nos motivará a recordar que nuestro dar u ofrendar es para nosotros de gran bendición.
¿En quién confiaremos al dar?
El servir a Dios es una gran bendición que tiene también una gran responsabilidad. Cuando se trata de diezmos y ofrendas, las iglesias no debemos escatimar esfuerzos y medidas que vayan a prevenir cualquier inconveniente que pueda provocar daños muy grandes dentro de las congregaciones. Aunque todos los que sirven al Señor deben ser creyentes responsables, debemos recordar que todos seguimos expuestos al pecado, y por esto, debemos establecer pautas que eviten al máximo cualquier duda o inconveniencia.