Maximizando el tiempo

El uso apropiado de nuestro tiempo es una buena medida de nuestra mayordomía de este recurso no renovable que Dios nos ha dado para cumplir su obra aquí en la tierra.

Autoridad en Palabra y Acción

Todos podemos aprender el mejor maestro que ha pisado la tierra cuando vemos en los evangelios la vida y enseñanzas de Jesús.

Llegando a ser Sus instrumentos

«Cristo sigue llamando a los hombres a que lo dejen todo y le sigan. No se les debe permitir ni las posesiones ni a los padres que impidan la obediencia» (MacDonald, W.)

Gozosos, firmes y constantes

Con tan gran fundamento, nuestra confianza en el mensaje del evangelio nos llena de seguridad y gozo. Todos los que hemos oído y respondido favorablemente a este mensaje (v. 1, 2) tenemos anclada nuestra esperanza en Su Palabra (He 6:19).

Habrá mucho tiempo

Todos los creyentes en Cristo tenemos esa esperanza eterna, de compartir en el cielo con nuestros seres amados, con aquellos que “durmieron en él” (v. 14).

Él quiere impartirnos su justicia

Jesús se presentó en el estrado de la corte celestial como culpable por nosotros, y en la cruz pagó por nuestro pecado con su vida derramando su sangre. Dios, en su voluntad, determinó que Jesús muera como “propiciación” por nosotros (Ro 3:25); es decir, la justicia y la santidad de Dios demandaba el pago de nuestras injusticias, y la sangre de Cristo calmó la ira santa de Dios.

La seguridad en la obediencia

Cuando andamos en obediencia, saber que nuestra protección se halla tras el cuidado de Dios a quienes le siguen y lo adoran, pueden llenarnos de seguridad y alegría. Y aún, si hemos perdido mucho por nuestra desobediencia, pero estamos reconstruyendo nuestra relación con Dios, entonces podemos fortalecernos y alegrarnos ante esa seguridad.

Aprendizaje continuo

Después de la salvación, la posesión más grande que una persona puede llegar a tener no tiene cifras, tampoco tamaño o modelo, menos color o forma; la posesión más grande que una persona puede tener se llama “sabiduría” e “inteligencia” (Pr 4:7). El sabio, como dice bien Vine, procura la sabiduría; y es la sabiduría la que le da gran valor intangible a una persona.