La distinta reacción del hombre ante la obra de Dios manifiesta su estado espiritual. Las personas que miraron todo lo acontecido, y que conocían al endemoniado, que era una persona literalmente incontrolable (Mr. 5:2-5), en vez de reaccionar con aprecio y fe ante su transformación (Mr. 5:15), tuvieron pánico y rechazaron al Señor y Su obra.
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El mal del endurecimiento de corazón
Muchos tenemos la tendencia a enojarnos más ante la dureza del hombre, y poco a entristecernos por su condición. Ambos sentimientos deberían estar presentes. Si expresamos más molestia que tristeza, entonces nuestro corazón está endurecido por nuestra falta de perdón y compasión.
¿Y cómo responde usted?
En Jerusalén, hubo personas con diferentes reacciones ante el Cristo de la Cruz; no permita que estos días pasen sin valor en su vida. Dios desea que usted mire su pecado y su condenación, pero cambie ese estado por el perdón y la salvación. ¡Ponga su FE en JESÚS!
“El mundo no era digno”
Nuestro aporte espiritual real tal vez no tenga valor para este “mundo” en el que vivimos, pero si debe tenerlo para Dios y Su iglesia. Que nuestra vida tenga significancia eterna, y si el mundo no nos considera dignos, pues recordemos, es el mundo el que no es digno de los hijos del reino. A Jesús lo aborrecieron, igualmente va a ser a los Suyos (Jn 15:18, 19).
Un canto angustioso de salvación
Como Iglesia, sigamos trabajando en la obra misionera de alcanzar, no solamente a los musulmanes, sino a todos para Cristo.
Jesús vino y fue rechazado
Si Cristo no hubiera nacido, no hubiera sido rechazado, no hubiera sido crucificado, no hubiera resucitado, no hubiera para el hombre salvación. Celebrar Su nacimiento, es celebrar y no rechazar, Su deidad y propósito con Su venida.
Por el Nombre de Cristo
Con justa razón Pedro nos exhorta armarnos o prepararnos en mente con el “mismo pensamiento” (4:1), pues, si Cristo padeció por nosotros, Sus seguidores debemos disponernos a sufrir gozosos por Su Nombre, y caminar como Él anduvo, “si la voluntad de Dios así lo quiere” (3:17).
Principios para el Líder III – MANSEDUMBRE
Manso es una persona que, teniendo poder o capacidad para actuar, obra ecuánime ante los problemas, y con humildad acepta la afrenta o el rechazo, reaccionando con cabalidad.
