Jesús trajo justificación y vida

Jesucristo tenía que nacer para cumplir la promesa hecha en Edén y así brindar justificación y vida eterna al hombre. Celebramos Su nacimiento, porque Su encarnación nos trajo perdón, justificación y vida eterna. La justificación y la vida eterna son un regalo que Dios otorga solamente a quién confía en Jesucristo como su Redentor (Ro 3:22-24).

Regalo inmerecido

La salvación es un regalo inmerecido recibido por fe, otorgado por gracia divina, y no por obras o merecimiento humano (Ef 2:8, 9). Si hablamos de regalos en navidad, la salvación es el mejor regalo que un hombre puede anhelar, no lo obtiene porque ha hecho bien durante su vida, y lo otorga un Ser real, Dios, y nos lo da porque nos ama. Lo único que el hombre requiere para obtenerlo es creerlo, comprender que no lo merece, pedir perdón por su mal comportamiento, y solicitarlo con su corazón (Ro 10:9, 10).

Por el Nombre de Cristo

Con justa razón Pedro nos exhorta armarnos o prepararnos en mente con el “mismo pensamiento” (4:1), pues, si Cristo padeció por nosotros, Sus seguidores debemos disponernos a sufrir gozosos por Su Nombre, y caminar como Él anduvo, “si la voluntad de Dios así lo quiere” (3:17).

Humildes, sobrios y firmes en fe

Recordemos que el diablo no tiene potestad sobre nosotros, pues le pertenecemos a Dios, y Él nos guarda hasta el día de nuestra redención (1 Jn 5:18). Si somos probados, quiere decir es que somos hijos de Dios, y esa confianza alimenta mi esperanza de redención, entonces, fortalece mi fe (1 P 1:8, 9). El diablo ya fue derrotado, Dios es mayor que cualquiera, y nuestra fe en Cristo nos da la victoria en esta vida, y nos otorga la vida eterna (Ro 8:31-39). Esta confianza es la que me ayudará a mantenerme firme detrás de mi escudo, mi fe, resistiendo los embates del maligno.

Comprobando su autenticidad

La prueba no nos salva, es la fe la que nos otorga la salvación; pero es la prueba sobre nuestra fe la que nos ayuda a determinar si la salvación ya tuvo lugar en nosotros o no. Confiando en nuestro Salvador, vivamos santamente en medio de las tribulaciones para dar testimonio de en Quien tenemos puesta nuestra esperanza, y hacia Quien el mundo debe mirar con fe para salvación.

Equipados para llegar

Dios nos ha capacitado, Dios nos ha prometido, Dios ha decidido cambiarnos; ahora nosotros debemos anhelarlo y trabajar en ello.

Agradeciendo la liberación

debemos VIVIR eternamente agradecidos con Quien, en Su grande amor, nos libró de las “ataduras” del pecado y la condenación.

Naturalización o ciudadanía “espiritual”

2 Corintios 5:14-18, 21 “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadieSigue leyendo «Naturalización o ciudadanía “espiritual”»